volver a inicio |
Siguiendo una ruta cronológica, la visión turística de Melilla comienza en “Melilla la Vieja”, un monumental conjunto histórico amurallado, también llamado “el Pueblo” y “la Ciudadela” y que ha sido declarado “Conjunto Histórico Artístico”. Son cuatro recintos fortificados, de los siglos XV a XVII, separados por fosos, edificados sobre la antigua ciudad, en un peñón que se interna en el Mediterráneo. Destacan especialmente la Torre de la Alafia, la Capilla de Santiago (única capilla gótica existente en toda África), el Foso de Hornabeque, los Almacenes y Aljibes de las Peñuelas, el Baluarte y la Iglesia de la Concepción y los restos de la Ermita de la Victoria, que albergó la imagen de la patrona de Melilla. En el cuarto recinto (siglo XVIII), los Fuertes del Rosario y de las Victorias señalan el lugar desde donde se efectuaron los disparos de cañón que determinaron los límites actuales de la Ciudad Autónoma. Y en el primer recinto, levantado durante la transición de la Edad Media al Renacimiento, además de bellos edificios civiles y religiosos, hay dos interesantes museos, uno de arqueología, y otro de historia militar.
Entre esa vieja Melilla y la ciudad modernista se encuentra la Melilla del siglo XIX, creada para reforzar la seguridad del lugar, siempre alerta ante posibles ataques a raíz de la llamada “Guerra de Margallo” (1893), que derivaron en la construcción de los fuertes que hoy se consideran como un “quinto recinto”. Están edificados en estilo medieval (los hay de planta circular y pentagonal); se conservan ocho de ellos, destacando el de “Camellos”, el de “Cabrerizas”, actualmente en el interior del acuartelamiento de la Legión, y sobre todo el de “Rostrogordo”, un pentágono irregular rodeado por un foso y que ahora alberga un complejo turístico y de ocio. Se dice, con verdad, que sólo en Melilla es posible caminar entre gentes tan diversas, unos con rasgos hindúes, romanís o hebreos, y otros llevando típicos vestidos bereberes o chilabas árabes
El mestizaje cultural no podía evitar dejar su sabrosa huella en la gastronomía de Melilla, con su diversidad de sabores. Como era de esperar, predominan los mariscos y pescados, preparados en frituras exquisitas. Pero en la cocina regional está también presente la influencia árabe, con el tradicional empleo de las especias. Vale la pena comprobarlo con un “pincho melillense” acompañado del té de hierbabuena. El excelente clima del enclave, con una temperatura media de 18º, perfecto para los deportes acuáticos y las actividades al aire libre, y la condición de “territorio franco”, ideal para las compras, completan el marco de un “paraíso por descubrir”.
|
volver a inicio |
__________________________________________________________________________________________
Resolución óptima de 1024 x 768 px l Villanueva, 35-37 (sede Gacetas Locales) 28001 Madrid l © Ampet 2007